No es solo Charlie, también es Baga

Mientras el mundo repudia y se conmueve por el atentado de Charlie Hebdo, Nigeria es víctima de una masacre diaria a manos del grupo terrorista Boko Haram

María G. González, María V. Mier y Andrea Tineo

El 7 de enero de 2015 fueron asesinadas doce personas ─10 periodistas y 2 policías─ por un atentado con fusiles automáticos en la redacción del semanario satírico francés Charlie Hebdo. Este ataque se convirtió en el atentado terrorista más mortífero de toda la historia de Francia, inclusive supera las bombas de la estación Saint-Michel en 1995 y la del RER B Port Royal en 1996 y despertó la indignación, apoyo y solidaridad internacional.

Al tiempo que ocurría el atentado en Francia, en el norte de Nigeria un ejército de extremistas islámicos ─llamado Boko Haram─ arrasó con el pueblo de Bagá y mató a unas 2 mil personas, en su mayoría niños y mujeres que no pudieron huir. Durante la misma semana, ataron explosivos al cuerpo de una niña de 10 años y la enviaron al mercado principal de la ciudad; a pesar de que los guardias y el detector de metales la detuvieron, la bomba detonó y mató a 19 personas.

En el caso de Charlie Hebdo se hizo una campaña mundial para repudiar y protestar por el ataque terrorista, pero el alcance de la masacre en Nigeria no parece haber despertado interés periodístico ni conmoción en el mundo. ¿Vale más una vida parisina que una nigeriana?

Los ataques de Boko Haram han dejado un saldo de más de 5000 personas fallecidas, según cifras del Congressional Research Service, pero ¿qué hay detrás de este grupo nigeriano que ha tomado fuerza a la sombra de la mirada mundial?

 Occidente ignora a Boko Haram

Boko Haram nace en 2002 en la localidad de Maiduguri, en el Estado de Borno. Al principio estuvo liderado por Ustaz Mohammed Yusuf, militante y líder del mismo hasta julio de 2009. En 2004 la sede fue trasladada a Kanamma, en el estado de Yobe, donde se constituyó una central operativa denominada «Afghanistan«, la cual sirvió para atacar y realizar atentados contra las fuerzas policiales nigerianas. Actualmente es liderado por Abubakar Shekau, el objetivo del grupo en franca relación con Al Qaeda es la constitución del Estado Islámico mediante la imposición de la sharia –código detallado de conducta musulmana que incluye normas relativas a modos de culto y criterios de vida- en el sur de Nigeria, zona donde convive 40% de la población cristiana del país.

El ejército nigeriano encargado de neutralizar a los insurgentes se nutre de la Fuerza Africana de Reserva (FAR), un organismo dotado de capacidades militares y civiles que nace en 2004 a partir de la Unión Africana (UA). Entre sus propósitos se encuentra activar y desarrollar misiones de paz, realizar despliegues preventivos e intervenir en situaciones críticas que atenten contra los derechos humanos. Desde el momento de su creación, la FAR se organiza en cinco brigadas regionales: SADCBRIG (para África Asutral), EASBRIG (para África Oriental), NASBRIG (para el Norte de África), ECOBRIG (para África Occidental) y ECCASBRIG (para África Central).

A pesar de que para 2015 se esperaba que la FAR fuera capaz de movilizar un contingente total de entre 25mil a 32mil efectivos militares, hoy la realidad es otra. Las causas responden a la dificultad de los estados africanos de unificar criterios e intereses en cuanto a la paz de la región, falta de liderazgo subregional en las brigadas y falta de presupuesto, a pesar de que países como Argelia, Libia, Egipto, Gabón, Congo, Angola y Nigeria son estados que cuentan con una de las reservas más grandes de petróleo del mundo.

Por la relación económica y política de la Unión Europea (UE) con la UA, la FAR recibe apoyo financiero y humano de países como Francia y Reino Unido, estados que también forman parte de la coalición antiyihadista promovida por EEUU e integrada por Alemania, Italia, Holanda, España, Portugal, Turquía, Bahrein, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Arabia Saudita.

El politólogo y sociólogo chileno, Fernando Mires, considera que “desde que Obama propuso la gran coalición internacional en la cual forman líneas casi todos los países europeos, lo hizo en contra de un enemigo muy definido. Ese enemigo es ISIS más las organizaciones terroristas que lo secundan. No hay como equivocarse”.

 A pesar de los esfuerzos, el mapa de Nigeria aparece hoy salpicado de zonas en las que opera Boko Haram sin el control de una fuerza armada nacional que establezca una ofensiva militar efectiva ante los insurgentes, ya que desde su establecimiento el gobierno ha visto a los rebeldes como un movimiento terrorista al margen de las relaciones internacionales del país y del débil patrón de alternabilidad cristiano-musulmán.

Según el centro de análisis Chatham House, de los 2.000 millones de dólares (1.600 millones de euros) del presupuesto de las Fuerzas Armadas, sólo 100 alimentan el despliegue en el noreste. “Esa región, casi dos veces Bélgica (unos 60.000 kilométros cuadrados), es un área muy difícil”, dice el nigeriano Max Siollum, experto en historia militar para El país. “Es una experiencia nueva para los soldados; no están entrenados para esto aunque hayan participado en misiones de paz en África”, dice refiriéndose a las de Liberia o Sudán.

En una carta abierta a todos los nigerianos escrita por el coronel retirado Abubakar Umar, se lee: “tenemos que aceptar que la escalada de violencia que se está produciendo en el noroeste ha evolucionado y que es una guerra contra Nigeria. Los insurgentes tienen la intención de utilizar las localidades que controlan en esa región como punto de partida para invadir y conquistar el resto del país y probablemente la subregión de África Occidental”, afirmaba.

Antes de #JeSuisCharlie

El grupo terrorista Boko Haram saltó a la palestra pública el 14 de abril del 2014 al secuestrar a 276 niñas de una escuela en la población de Chibok, al noreste de Nigeria por el hecho de que estas recibían educación no islámica. Este acto no fue el primer secuestro de la célula terrorista, pero sí fue el más destacado por los medios, inclusive se creó la etiqueta #BringBackOurGirls ─devuelvan a nuestras chicas─ como campaña en Twitter.

Luego de diez meses del suceso, 219 niñas de entre 16 y 18 años de edad siguen desaparecidas, y fueronsegún el líder del grupo, Abubakar Shekau vendidas como esclavas o forzadas a convertirse al islam y casarse con sus perpetuadores.

Después de ese episodio, Boko Haram secuestró en diciembre a aproximadamente 200 mujeres y niñas en la población de Gumsuri (noreste del país), luego de matar a 33 personas.

 

La corrupción institucionalizada

Nigeria ocupa el puesto 136 del Índice de percepción de la corrupción (IPC) que publica la Organización de Transparencia Internacional, el primer lugar le pertenece a Noruega, el país que tiene menos percepción corrupción y el puesto 174 es Corea del Norte, el más corrupto.

La nación africana es el principal productor de petróleo en el continente. El combustible fósil y sus derivados ocupan 90% de sus exportaciones, pero su renta petrolera se ve mermada por el alto índice de corrupción y el dinero no llega a sus ciudadanos.

La analista del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, Sarah Chayes considera que gracias a la falta de credibilidad hacia el gobierno y el abuso de los cuerpos de defensa han generado que Boko Haram además de implementar un estado islámico, tenga otras razones para sustentar sus propósitos.

En febrero, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan acusó al gobernador del banco central, porque estaba investigando la desaparición de unos 20 mil millones de dólares en ingresos petroleros durante apenas 18 meses. Se cree que Jonathan y su red han desviado la mayor parte del dinero en efectivo, con ayuda de bancos locales e internacionales.

En Nigeria, el soborno a los superiores está a la orden del día. Las personas sienten que no pueden llegar a un acuerdo justo», dijo Muhammad Tabiu, un abogado en la ciudad norteña de Kano. «Ellos tienen que sobornar. Ellos no pueden obtener justicia”. De allí que muchos nigerianos describan a Boko Haram ─al menos al principio, o en parte─ como una reacción violenta al abuso generalizado del gobierno. «En principio era el grito de la justicia», explica Yanusa Zakari Ya’u, director de una organización no gubernamental dedicada a la transparencia presupuestaria. Boko Haram se hizo popular porque estaba ofreciendo lo que parecía una visión alternativa.

La masacre y el abuso de la fuerza

 El 16 de abril del 2013 fue atacada por primera vez la ciudad de Baga cercana a la republica de Chad. En esa oportunidad, el gobierno de Nigeria acusó a Boko Haram del asesinato de 183 personas y de la destrucción de más de 2000 viviendas. Pero fue el ejército nigeriano quien realizó una redada en venganza de un militar que había sido asesinado por el grupo terrorista y se desquitaron con el pueblo en donde murieron civiles, incluyendo niños.

Testigos que presenciaron los hechos aseguraron a Human Right Watch que el ejército quemó las casas de la localidad y dispararon contra los pobladores que trataban de escapar. Las imágenes satelitales analizadas por la organización señalan que el daño en el pueblo solo puedo haberse producido por artillería pesada y no por artefactos explosivos artesanales, lo que implica que los autores de los hechos fueron los militares. (lea el informe completo)

Sin contar lo ocurrido en Baga, los ataques de Boko Haram ya registraban un aumento desde que GoodLuck Jonathan declaró estado de emergencia en el noreste de ese país en 2013. Para el momento, el mandatario declaró que la medida supondría “acciones extraordinarias para luchar en contra de los insurgentes en pro de restaurar la normalidad”. De la misma manera, el general Olajide Laleye declaró en una rueda de prensa que la FAR en Nigeria estaba haciendo todo lo posible para detener la insurgencia. “Prosiguen las operaciones de contrainsurgencia a larga escala, así como también otras operaciones con ayuda de la sociedad civil y la presión de prácticamente todos los estados de la federación”.

Las autoridades de la nación africana ante las cifras expuestas por los medios dijeron que eran exageradas. El presidente Goodluck Jonathan ordenó una investigación de los hechos, que arrojó que fue un enfrentamiento entre Boko Haram y el ejército y dejó un saldo de 30 bajas terroristas, seis civiles y un militar.

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Enero sangriento

 Boko Haram arremetió con las ciudades de Baga y Doron Baga situadas al noreste de Nigeria entre los días 2 y 7 de enero. Destruyeron 3700 construcciones, según Amnistía Internacional (AI), entre ellas viviendas, hospitales y escuelas. Las imágenes satelitales presentadas por AI reflejan la destrucción de las dos localidades.

Según el especialista de Council on Foreign Relations, John Campbell, en los dos ataques se registraron 2000 muertes. El último día de los ataques se registró en Francia el atentado al semanario humorístico Charlie Hebbo en el que murieron 12 personas.

¿Por qué #YoSoyCharlie y no #YoSoyBaga?

Hay muchas razones para explicar por qué los ataques de Francia han recibido más atención que los de Nigeria.

En principio, las propias autoridades nigerianas han lamentado los hechos de terrorismo en Francia, pero no han asumido ni comentado sobre las masacres en su país. Incluso, los medios han criticado que el fin de semana del ataque en Baga, el presidente celebró la boda de su sobrina y no hizo mención a la crisis que se está viviendo.

El analista de medios y director del Center for Civic Media, Ethan Zuckerman considera que el silencio del presidente de Nigeria se debe a que el conflicto con Boko Haram ha estallado durante su gestión y el gobierno no ha sido capaz de someter al grupo terrorista.

El analista de terrorismo, Max Abrahams expresó por Twitter su preocupación porque la mayor masacre de Boko Haram no haya recibido casi ninguna cobertura de los medios. Por otra parte, Simon Allison, corresponsal africano del Daily Maverick reconoce la dificultad para informar en la zona, puesto que el periodista más cercano se encuentra a cientos de kilómetros y además asegura que “Boko Haram controla efectivamente el estado de Borno en su totalidad. Estos no son sólo los terroristas: se están convirtiendo en un estado de facto”. Argumenta también que a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI, las vidas africanas se consideran de menor valor interés periodístico, y en consecuencia, de menor valor que las occidentales.

Paris es una ciudad global y altamente conectada, mientras que Baga es una ciudad peligrosa y aislada. Boko Haram ha intervenido las comunicaciones y eso ha promovido la ausencia de material fotográfico, videos e información en tiempo real de los ataques.

Por lo general, el público tiende a leer sobre países como Nigeria sólo cuando están en crisis de un ataque terrorista o de epidemias como el Ébola. A pesar de la magnitud escandalosa de los ataques en Baga, la historia puede parecer irrelevante porque se han asumido como hechos comunes, mientras que el episodio de Francia luce impactante, raro e intempestivo.
Para los países desarrollados es muy difícil acceder a los detalles de los ataques, por lo que se hace más complicado sentir empatía por la situación y sus afectados. Además, la escasez de noticias de impacto africanas imposibilitan imaginar el estado de la crisis.

Un estudio realizado en abril de 2014 sugiere que los medios de comunicación publican de tres a diez veces más historias sobre Francia que sobre Nigeria. Esta disparidad es sorprendente ya que la población de Nigeria ─estimada en 173 millones de dólares─ es casi tres veces el tamaño de la población de Francia ─66 millones─.

Más que terrorismo

La mayoría de las víctimas del terrorismo islámico son musulmanes: entre 82 y 97%, según un estudio de US National Counterterrorism Center.

Los extremistas islámicos están en guerra con otros musulmanes, pero la fuente del terror no es una religión de 1,6 millones de personas, pero sí la existencia de un grupo que quiere tomar la justicia por sus propias manos en ofrenda y con el argumento del mandato de Alá.

Es justo repudiar los muertos de París, pero es necesario entender la gravedad de la crisis en Baga. Las sociedades occidentales no tienen fácil acceso a los detalles de las masacres y otros eventos en África, pero ese no es motivo para menospreciar las muertes que se producen a diario en el continente.

La respuesta probable a la lucha contra Boko Haram está en aumentar la cooperación militar internacional. Desafortunadamente, Camerún, Chad y Níger ─los países más directamente amenazados por Boko Haram─ han retirado recientemente tropas de la región. Chad, por ejemplo, ya ha visto más de 7.000 refugiados de Baga que buscan refugio al otro lado de la frontera.

Nigeria sigue sin una respuesta fácil al conflicto o un punto ideológico para manejar las masacres, pero la respuesta más inmediata ha sido un triste silencio.
Ante este panorama y con las elecciones generales en febrero de 2015, el país tiene dos opciones: elegir un gobierno que le haga frente a la situación o continuar posponiendo una guerra civil que podría avecinarse.

Chikungunya en incubación

En pleno auge del dengue en Venezuela, llega la chikungunya en forma de epidemia

Andrea Tineo y María Victoria Mier y Terán


La fiebre chikungunya es una enfermedad causada por el virus de chikungunya (CHIKV), caracterizada por fiebre alta, artralgias ─dolor de las articulaciones─, cefaleas, dolor de espalda y erupciones cutáneas en algunos casos. La infección se transmite por la picadura de mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus ─ambos transmisores de dengue─. El período de incubación varía de tres a doce días y la duración de los síntomas oscila entre una y tres semanas.

El control de la diseminación de los virus transmitidos por mosquitos Aedes en América no ha sido muy exitoso. El dengue continúa causando estragos en varias regiones de Latinoamérica y especialmente en Venezuela, donde según el último boletín epidemiológico oficial del Ministerio del Poder Popular de la Salud se han registrado 75.020 casos en el país. Partiendo de que las políticas sanitarias venezolanas no han podido controlar el vector transmisor del dengue, se dificulta aún más que la epidemia de la chikungunya se pueda sobrellevar, o más bien dure poco en la región.

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De dónde viene

 La fiebre Chikungunya fue descrita por primera vez en 1952 en Tanzania en África del Este, desde ese brote, a partir de 2004 se han presentado epidemias en diversas partes del mundo: Asia, África e India. En  diciembre de 2013 la fiebre llegó a América, se confirmaron dos casos autóctonos en la isla de San Martín en El Caribe y luego se expandió por todo el continente. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 50% de la población de las Américas está aún en riesgo de contraer enfermedades transmitidas por pequeños insectos, entre ellas, el dengue y la chikungunya.

Chikungunya

Uno de los casos más alarmantes de América Latina es República Dominicana, que según la OPS, desde que comenzó la epidemia ha registrado casi medio millón de casos sospechosos, lo que quiere decir que representa más de la mitad de los 874.745 registrados en todo el continente.

Las islas del Caribe como Guadalupe, Haití y Martinica suceden a República Dominicana con más de 60 mil casos sospechosos cada una. Colombia también se encuentra entre los países afectados, con 22 mil casos. Por otro lado, en la región, Bolivia, Perú y Ecuador son territorios libres de chikungunya hasta ahora.

Brasil, según el último boletín epidemiológico de la OPS ha acumulado tan solo 173 casos confirmados de chikungunya, pero el mismo país tiene la cifra más preocupante de dengue en la región, más de medio millón de casos. A Brasil le sigue Colombia con casi 90 mil casos.

El caso venezolano

En junio de este año, el Ministerio de Salud confirmó los primeros casos importados de Chikungunya en el país. Ambos provenientes de República Dominicana, según informó Jesús Toro Landaeta, director general de Salud Ambiental. Luego de la confirmación del segundo caso, el Ministerio informó que realizó una fumigación en la zona y alrededores donde reside la persona.

Desde entonces, el Ministerio de Salud reforzó el cerco epidemiológico que mantiene en los aeropuertos y puertos de todo el país para detectar pasajeros que puedan estar infectados con el virus chikungunya. El coordinador de Epidemiología del estado Vargas, Julio Pacheco, explicó que por la circulación del referido virus en la cercanía de Venezuela las autoridades se mantienen en alerta y cumpliendo con todas las medidas sanitarias establecidas en los protocolos, a fin de evitar una posible epidemia.  «Cada vuelo proveniente de las islas del Caribe es monitoreado. Generalmente se pregunta cómo está el estado de todos los pasajeros, aparte se les hace un interrogatorio antes del desembarco y se les pide que llenen un cuestionario», dijo Pacheco.

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 Julio Castro, infectólogo de la Policlínica Metropolitana, profesor del Instituto de Medicina Tropical de la UCV y director de Salud del municipio Sucre afirmó que la entrada del virus a cualquier país es inevitable, la única manera de tener el control de la frontera es cerrarla. El único control real que se tiene ante una posible epidemia es el control vectorial, es decir, de la cantidad de mosquitos que pueden transmitir los virus del dengue y la chikungunya.

 A pesar de que el gobierno venezolano tomó ciertas medidas para evitar el brote del virus en el país, si aún no se ha podido controlar la incidencia del dengue, la del chikungunya ─que es un virus desconocido para el sistema inmune de los latinos─ es aún más difícil, por lo que la epidemia no tardó en expandirse por todo el país.

La situación venezolana es compleja, según el último boletín de la OPS, Venezuela cuenta con 7 mil casos sospechosos de chikungunya y más de 70 mil de dengue, pero el vicepresidente para el Desarrollo Social y Misiones, Héctor Rodríguez dos semanas después de decretar 9 mil casos, informó el 17 de noviembre que se reportan más de 22 mil casos del virus de chikungunya y más de 78 mil de dengue.

 

 

Ana Carvajal, infectóloga y miembro de la Red de Sociedades Científicas y Médicas Venezolanas afirmó que el ministerio solo toma en cuenta los casos confirmados, lo que apunta a que en el país hay más casos que los que reporta la OPS.

 Julio Castro resaltó que si en dos semanas la cantidad de casos de Chikungunya se duplicó, la epidemia está fuera de control. Además, acotó que las pruebas del Instituto Nacional de Higiene no serán suficientes para todos los casos, “no tiene sentido hacerle pruebas a todo el mundo cuando ya la enfermedad se ha vuelto una epidemia. Las pruebas son necesarias cuando se desconoce la presencia del virus o los casos son muy específicos. La prueba no va a cambiar nada”.

En septiembre murieron ocho pacientes en el Hospital Central de Maracay que presentaban un cuadro de fiebre hemorrágica. Lo mismo sucedió en Caracas con dos casos provenientes de los Valles del Tuy y otros dos en el estado Vargas. Castro indicó que la mortalidad de la enfermedad es 1 por cada 1.000. Lo que quiere decir que para que fallecieran ocho personas por chikungunya, al menos 8.000 debieron contraer el virus.

 

 

 

El virus, el vector y el ambiente

La cantidad de muertes que se han suscitado en pocos meses en Venezuela indican que el ascenso de casos de enfermos de chikungunya es y seguirá siendo sostenido. Para Castro, el problema radica en que no se tiene control del vector transmisor, pues el índice aédico ─presencia de vectores en hogares inspeccionados─ de septiembre se ubicó en 25,25%, y según la Organización Mundial para la Salud se puede hablar de epidemia cuando el índice es mayor al 1% en una región. Lo que quiere decir que, de los casi 30 millones de habitantes de Venezuela, no menos del 70% vive en áreas de alta densidad del mosquito Aedes.

Por otra parte, el presidente Nicolás Maduro no ha admitido la gravedad de la epidemia, y ante los hechos del Hospital de Maracay alegó que se trata de una “guerra bacteriológica” propiciada por la oposición.

Venezuela posee las características propias de un tipo de clima tropical que en los últimos meses se ha manifestado con temperaturas mayores a los 18 grados centígrados y  un alto nivel de humedad por el período de lluvias iniciado en mayo y que se prevé terminará en noviembre. Estos factores proporcionan condiciones favorables para que aumente la reproducción de mosquitos que rápidamente se convierten en potenciales vectores de enfermedades.

La Hidrológica de Venezuela (Hidroven) es la casa matriz del Agua Potable encargada de desarrollar políticas y programas en materia de abastecimiento de agua potable, recolección, tratamiento de aguas servidas y drenajes urbanos. Actualmente se encuentra ligada al Ministerio de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo desde que el Ministerio de Ambiente fue eliminado por decreto presidencial en septiembre de este año después de registrar descensos en su asignación de recursos desde 2012.

En mayo de este año, Hidroven inició un programa de racionamiento de agua en  varios estados del país. Según el director de la filial Hidrocapital, Ernesto Paiva, la medida era una manera de garantizar la distribución equitativa del servicio de agua potable a propósito de la sequía que para el momento registraban los informes meteorológicos,  además de servir como una forma de “concientizar a la población sobre el uso del agua”. Sin embargo, a pesar de las lluvias, el programa se mantiene en la mayoría de los estados.

En cuanto a las aguas servidas, la ingeniero ambiental, Silvana Peñuela declaró en una entrevista de Noticias24 que solo 22% de las aguas servidas son tratadas con el procedimiento establecido por la OMS para determinar si reúnen las características para su consumo, mientras que el resto no pasa por tratamiento alguno y desemboca en playas y ríos. “El agua debe cumplir una serie de parámetros en cuanto al olor, color, sabor, turbiedad y cantidad de sólidos para que sea potable y pueda ser consumida”,  enfatizó.

 Además de los factores ambientales, se suma otra dificultad, una vez que una persona contrae el virus a causa de los factores anteriormente descritos, se enfrenta con que actualmente no existe ningún antivírico específico para tratar la enfermedad. El tratamiento disponible consiste en aliviar los dolores en las articulaciones con la ingesta de acetaminofén, ya que además no existe ni hay comercializada ninguna vacuna. Al contrario, para el dengue ya se creó una vacuna que posiblemente estará disponible el próximo año en Colombia, según Castro.

Chikungunya

Desde el mes de septiembre el Gobierno Nacional ejecuta el Plan contra el dengue y la chikungunya, una iniciativa en la que el Ministerio del Poder Popular para la Salud organiza jornadas de fumigación y campañas de información sobre estas enfermedades. En el marco de estas actividades, la Ministra de Salud, Nancy Pérez Sierra anunció durante una cadena nacional que el ejecutivo repartiría 428.000 tabletas de acetaminofén en hospitales y programas de Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y Barrio Adentro, ya que organizaciones como la Federación Farmacéutica Venezolana denunciaron la escasez de acetaminofén, anticonceptivos e hipertensivos, además de ubicar la escasez en 60% por fallas en la asignación de divisas a este sector.

 

En promedio el lote alcanzaría para unas 20.000 personas, a quienes se les receta una tableta cada seis horas. En este mismo sentido, el presidente Nicolás Maduro anunció, durante una reunión del Consejo de Vicepresidentes, la aprobación de recursos para que “reaparezca el acetaminofén y otros medicamentos” que escasean en el país a causa de “la guerra económica y bacteriológica promovida por el imperio”.

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Los mitos

En torno a la epidemia de la chikungunya, los factores que propician la reproducción del vector y el propio desconocimiento inmune de la enfermedad, se han generado una serie de remedios caseros o réplicas de las costumbres que los venezolanos han adoptado para los casos de dengue a modo de mitos de sanación.

El más común de los remedios caseros es el llamado té de hojas de mango, pimienta dulce y canela; también la ingesta de agua de coco y la sopa de patas de pollo ─altamente recomendada en los casos de dengue─. Si bien son líquidos que hidratan en cantidades mayores que el agua por sí sola porque reponen electrolitos, no se ha comprobado científicamente su efectividad. Estos preparados, si no mejoran la respuesta inmune, al menos son agradables, reconfortantes y concilian al enfermo con el mundo que lo rodea.

El consumo de vitaminas del complejo B, ya sean de uso oral o inyectable también se ha vuelto una moda. Castro afirmó que hay muy pocos estudios sobre los efectos de la vitamina B en los casos de dengue y chikungunya, no son muy profundos. Considera que la utilización de este polivitamínico está más asociada a la creencia de que el olor de la vitamina espanta a los mosquitos. El infectólogo desmiente esta afirmación, puesto que la verdad es que la picada del mosquito está relacionada con otros factores como el olor corporal, el sudor, la existencia de micronutrientes y otras variables que aún no han sido confirmadas con exactitud por los médicos.

El consumo permanente de acetaminofén o paracetamol tampoco es recomendable, pues su efectividad se limita solo a la fase inicial de la enfermedad, cuando se presenta fiebre y dolores musculares. El acetaminofén no pretende ni sirve para curar la enfermedad, pero si bien para atenuar los dolores.

 

 Lo que hay y lo que viene

En Brasil, desde principios de este año, la empresa británica Oxitec comenzó a experimentar con la modificación genética de mosquitos. La técnica consiste en alterar el sexo del mosquito hasta convertirlo en macho, reduciendo de esta manera la producción de huevos producida por el mosquito hembra, ya que estos mueren antes de llegar a la fase adulta. De aprobarse para su comercialización, puede ayudar a combatir el dengue y el virus de la chikungunya.

Estudios realizados en el estado de Bahía con la liberación de estos mosquitos transgénicos mostraron una reducción de más de 90% de la población salvaje en las zonas en las que fueron empleados los insectos.

Para Castro esta técnica tiene bastante sentido biológico. “Hay que probarlo pero tiene toda la lógica. Esa modificación genética hace que todos los mosquitos se conviertan en macho o que no lleguen a adultos en algunos casos. Otra cosa que han hecho en otros países es liberar a unas moscas que en su ciclo de desarrollo comen larvas y mosquitos”.

Sin embargo, considera que es difícil saber si la liberación de esos mosquitos en la selva amazónica beneficiaría a Venezuela. “Habría que preguntarle a un entomólogo, no es mi área, pero creo que no. Esos mosquitos no vuelan mucho”.

Países centroamericanos como Panamá, Guatemala, Costa Rica u Honduras constituyen un ejemplo para Venezuela, puesto que son países con políticas sanitarias muy pobres, pero tienen el vector completamente controlado. Los casos de Chikungunya en esos países son escasos: 21, 49, 16 y 9 respectivamente; lo que indica que en relación contraria a países suramericanos como Venezuela, Colombia, Brasil o Nicaragua la enfermedad no se ha expandido.

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Para Castro, una de las formas de erradicar el dengue y la chikungunya es con una campaña educativa orientada a la eliminación de los criaderos en zonas residenciales: “hay que enseñarle a la gente a eliminar las acumulaciones de agua”. Sin embargo, es difícil modificar las costumbres de personas que depositan agua en vertederos ante un panorama de racionamiento que varía entre dos y hasta tres días por semana.

A pesar de que el Plan contra el dengue y la chikungunya comprende jornadas de fumigación que hasta ahora se han realizado en su mayoría en Caracas, esto no constituye una solución a la epidemia según Castro, ya que este procedimiento elimina solo al mosquito adulto que vive generalmente de dos a tres semanas. “Cada uno de los mosquitos adultos pone 300 huevos en tres semanas y no tiene sentido matar a un mosquito que ya ha producido esa cantidad de huevos”.

Una solución viable según el investigador es el uso de abate, un proceso mediante el cual se aplica un insecticida granulado que mata las larvas que se encuentran en los recipientes de agua sin que esta se convierta en tóxica para el consumidor. Además recomienda eliminar cauchos y botellas, ya que son lugares donde el mosquito suele poner sus huevos. Esta sustancia es importada, por ello también depende de la asignación de divisas por parte del gobierno para traer el insumo y hacerle frente a la crisis.

 

La aproximación que se puede hacer con base en el desarrollo de la enfermedad en el Océano Índico y en África es que el promedio de duración de la epidemia va desde 20 hasta 60 semanas. Castro considera que en Venezuela va a durar cerca de un año, es decir unas 50 semanas. No obstante, explicó que “es difícil pronosticar si después de eso se van a encontrar más casos. Al controlar el Aedes disminuye la incidencia de la enfermedad.”

La epidemia de chikungunya en pleno auge del dengue es, sin duda, una prueba de que en Venezuela no se ha logrado controlar el vector. Alcanzar ese objetivo depende de una sinergia ciudadana y gubernamental: es fundamental resolver el problema de las aguas servidas y los racionamientos, educar a los ciudadanos sobre los criaderos de mosquitos, el uso de repelentes y principalmente establecer políticas sostenidas de prevención y combate contra las enfermedades transmitidas por Aedes e inclusive la malaria, que debería estar completamente erradicada.